miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Son malos los videojuegos?

    Una de las cosas que me sorprendió en mi visita a De Kampanje fue la cantidad de niños y niñas que pasaban mucho tiempo delante de un ordenador. Mis juicios me hacían pensar de primeras que eso no podía ser bueno pero, claro esos eran mis juicios y mi falta de información. Decidí pasar tiempo cerca de varios de ellos y ellas para ver qué hacían, cómo era el juego y cómo se manejaban. Debo aclarar que en esta escuela no se puede jugar a videojuegos para mayores de 12 años, así que lo que vi entraba en esa franja de edad. 
    Entre varias de las cosas que observé fue que jugaban a todo tipo de juegos diferentes (y también hacían uso del ordenador para otras cosas como escribir mails o buscar  información); en uno tenían que vestir muñecas, en otro hacer recetas de cocina, en otro resolver pruebas de lógica, en otro pasar pantallas en un mundo de fantasía y en otro, que todo el mundo conocía, conseguir recursos materiales y animales para fabricarse una casa y aprender a vivir básicamente con lo que encuentran en la naturaleza. Algunos y algunas jugaban solos, otras en parejas, otros online y otros simplemente miraban a los demás jugar. Me fueron explicando cuál era el propósito del juego en algunos casos y, debo reconocer que ciertos juegos me parecieron bastante complicados. 
Cómo siempre he tenido esta mirada crítica hacia los videojuegos (no sé de dónde me viene, la verdad) y mucha gente me pregunta sobre ellos ahora y sobre el posible efecto en los niños y niñas, me he dicho...¿Por qué no probar un tiempo a jugar a uno de ellos y ver el efecto que tiene en mí? y claro, no iba a elegir uno al azar así que he decidido aprender a jugar al juego que está ahora de moda entre niños, niñas y adolescentes, al que ahí causaba furor, al que más tiempo están dedicando, al MINECRAFT. Es un juego de construcción, de tipo "mundo abierto" o "sandbox" donde tienes libertad para hacer lo que quieras. No hay un camino fijo a seguir ni pantallas para superar, cada cual se va creando un mundo y seguro que no encuentras a dos personas que hagan lo mismo. El juego está basado en la construcción y la finalidad, en uno de los modos, es simplemente no morir. Puedes morir de hambre, por golpes o accidentes o por ser atacado por alguna criatura mala que sale por las noches. Os cuento esto porque ya sé cómo se juega pero hace unos días no tenía ni idea así que he querido compartir con vosotros y vosotras mis experiencias cuya finalidad se basa en conocer qué efectos puede tener este juego sobre los niños y niñas (sin olvidar que aprenden mucho más rápido que los mayores, sin duda).

    Día 1:  Como parto de cero en esto, el primer paso, cuando ya había conseguido el juego, fue averiguar qué teclas hay que manejar para desplazarse y hacer cosas (esto me lo aclaró un amigo) y para saber qué hacer busqué tutoriales en youtube. Son geniales y te lo cuentan todo pero los buenos están en inglés así que aprendí vocabulario nuevo relacionado con este tema. Apareceré en un paisaje aleatorio con naturaleza y algún animal y tengo que refugiarme cuando se ponga el sol (bajo tierra o fabricando una casa).
   ¡Puedo moverme! y aprendo a conseguir madera de los árboles para transformarla en tablas y hacer palitos para construir herramientas o antorchas. También consigo hacerme un refugio improvisado para pasar la noche. Me he construido una mesa de trabajo que tengo que montar (o dejar fija) cada vez que quiero fabricar cosas. También hago un horno de piedra con la roca que he conseguido picando con el pico que me he hecho de madera. Hay vacas, gallinas, cerdos y ovejas. Mato una vaca pero no sé comer (además la carne está cruda)
    Muero.

   Día 2: Veo más tutoriales donde explican cómo hacerse una choza en toda regla con puerta, una cama y veo cómo se usa el horno: buscas carbón (o lo haces a partir de madera) y ya puedes fundir el hierro conseguido para obtener lingotes y hacer armas potentes o cizallas para cortar lana (así no hay que matar a la oveja). Después de verlo, mejoro algo y consigo fabricar muchas cosas pero las pierdo porque... Muero. 
    Empiezo a ver el sentido que tiene todo y la lógica con la que se van fabricando las cosas. Es como en la vida real, necesitas materiales que puedes encontrar en la naturaleza (unos con más facilidad que otros) y necesitas manipularlos para conseguir objetos. No te puedes saltar ciertos procesos. Pero también necesitas comer y hay plantas y animales en el juego. Puedes matarlos o puedes aprender a criarlos y aprovechar mucho de ellos. Detalle importante: como en la vida, los recursos se agotan y los animales también. Si sabes cuidarlo y aprovecharlo, mejor estarás y más durarán los recursos. Requiere mucha creatividad ya que en todo momento eliges qué crear y qué hacer con ello. 

   Día 3: He conseguido muchísimas cosas y estoy disfrutando mucho pero no tengo comida y mi barra de vida va bajando... Consigo una manzana que cae de un árbol pero...¿Cómo se come?..3,2,1...
    Muero.

   Día 4: Vuelvo a los tutoriales para aprender a comer (no era tan difícil, la verdad). Cada vez que muero pierdo todo lo que había conseguido porque es como si lo llevara todo encima y se cae. He conseguido más cosas y hasta he comido. He conseguido mucho carbón y hierro para hacer de todo. He fabricado una caña de pescar con hilo que me dieron al matar a una araña malísima y con palitos de madera, pero cuando he salido a buscar el lago, me ha matado un esqueleto (que no daba ni miedo) lanzándome flechas. Lo he perdido todo... Tengo que conseguir hacerme una casita para hacer un armario y guardarlo todo pero ¿sabéis cuál es mi problema ahora? Que me oriento fatal en el juego y no me atrevo a construir por si no sé volver...parece una tontería pero todo el paisaje es igual y no encuentro referencias. Cada vez que se hace de noche me fabrico un hueco donde pasar la noche pero ¡así no hay quién viva! Voy a esforzarme para mejorar mi orientación y espero dejar de ser nómada. Creo que probaré a jugar en modo "pacífico" para disfrutar de lo que consigo sin que me puedan matar. 

   Continuará...

    Voy a seguir jugando estos días para ver cómo me siento. De momento estoy disfrutando, por verlo como parte de mi investigación educativa y porque es muy entretenido y aprendo un montón.  A la vez estoy buscando información sobre cómo los videojuegos influyen en la educación. Hay muchos estudios con experiencias muy interesantes. De momento yo no tengo ninguna conclusión definitiva, a parte de verlos como algo menos dañino que la televisión, eso seguro. Supongo que, como todo, es necesario hacer un uso saludable pero yo no veo nada de malo en los videojuegos en sí (aunque no pretendo generalizar a partir de una única experiencia que estoy teniendo) y menos en este tipo de juego tan creativo y constructivo. Podéis encontrar mucha información en internet pero yo dedicaré  más adelante un artículo exclusivo a este tema. Y, si queréis saber qué sienten vuestros hijos/as o alumnos/as al jugar, además de preguntar, coged los mandos, lanzaos y a ver qué pasa...

          .......................................................................PAUSE.......................................................................





3 comentarios:

María de Ahumada dijo...

ISiempre he pensado que hay muchos juegos interesantes y,además, cuando veo jugar a mis hijos con amigos, ves que es otra forma de relacionarse, de establecer y respetar normas, turnos, toma de decisiones etc.

El problema es cuando la mayor parte del tiempo de juego lo dedican a máquinas y ves cómo otro tipo de juegos quedan relegados. No sé cómo gestionan esto en escuelas no directivas y hasta qué punto les dejan libertad para poder jugar todo lo que quieran con máquinas. Quizás, lo importante es que los niñ@s tenga una buena oferta de actividades, de propuestas realmente interesantes para ellos de manera que les apetezca un poco de máquina pero también otras cosas.

Yo recuerdo que en nuestro tiempo también jugábamos a los comecocos en las maquinistas y creo que los videojuegos son muy llamativos y entretenidos. Muchos ofrecen otras formas de aprender, interactuark....pero , al ser un juego que engancha fácilmente y no necesitar a nadie para jugar, te puedes aislar y eso es lo que hay que tener en cuenta.

Carmen Espinosa Ballestero dijo...

Lo que es yo, primero respiro hondo. Después, recurro a un pensamiento: ¡Qué brecha generacional nos ha traído la revolución digital! Y enciendo la alerta roja: ¿Me influyen los miedos y prejuicios, la falta de hábito? ¿Me está afectando que los vídeo juegos no hayan sido un juguete de mi propia infancia? Y me pregunto: ¿Qué aproximación a esta cuestión tendrán estos niños de mayores con sus propios hijos?
Entonces, vuelvo a la tierra y empiezo otra vez mi juicio de valor sobre los vídeo-juegos, siempre vigilando que mi perspectiva no sea, simplemente, la de mi abuelo respecto al bikini.

Carla, por cierto ¿te ha llegado el relato que tu alumna Carlota e hija mía (por ahora) te ha enviado para que seas la primera persona en el mundo que lo lea?

Rafa Fernández-Gil dijo...

La diferencia entre los videojuegos y los juegos a los que solían jugar generaciones anteriores es que con los videojuegos la sensación de poder que experimentan los niños es extraordinaria. Pueden hacer casi cualquier cosa y apenas existe la frustración porque suele ser muy fácil dominar dos otres trucos para seguir avanzando en el juego. Esta sencación de poder es muy adictiva y este es, para mí, el peligro que encierran los videojuegos y que hay que tener muy en cuenta.