sábado, 7 de febrero de 2015

En Summerhill



    Cuando llegas a Summerhill, después de ver el cartel con el nombre a la entrada, te encuentras con el siguiente aviso "BEWARE! CHILDREN PLAYING!" y entonces se te alegra aún más la cara. Para mí, esta frase resume la idea de lo que representa este espacio así como las escuelas libres en general (por supuesto, también ElDragón). Para empezar, no podemos olvidarnos de que jugar es lo más serio e importante y necesario que hacen los niños y niñas (hablé de ello, por ejemplo, en "La importancia del juego") pero además, en estos lugares, todo lo que ocurre se vive como un juego, y no me refiero únicamente al hecho en sí de estar jugando, si no al disfrute de que cada persona haga lo que desea con su tiempo y a que eso, en definitiva, coloca tu emoción en un lugar muy parecido a la que te despierta el jugar. Claro que se hacen cosas que a una no siempre le encantan y no recuerdan a un juego, pero el flujo que se mueve en cada uno de nosotros no se ve interrumpido y transmite a cada persona un "algo" tan natural y coherente que te hace disfrutar de la vida aún cuando duele porque te toca por ejemplo resolver una situación incómoda que preferirías obviar, o tienes que recoger una sala entera que has dejado "echa unos zorros" después de jugar durante horas, o tienes que estudiar algo aburrido para poder hacer algo que te encanta.
      En fin, que el mejor aviso que se puede poner al llegar a un espacio así es el de "Cuidado! niñ@s jugando!" y queremos uno igual para ElDragón. (Qué suerte tienen los angloparlantes al tener palabras que incluyen ambos géneros como "children")

     Llegué algo tarde, era domingo y no pude ver mucha actividad la primera noche pero Jaime (el hermano de un niño que está en ElDragón) me recibió y me paseó por el campus mientras me explicaba y me ponía al día de casi todo. Thank you, Jaime! me sentí muy atendida y cuidada por ti (y por Ale).

       Después de dormir plácidamente... breakfast time!. Chicos y chicas de todas las edades van apareciendo con sus platos de cereales y sus vasos de leche que traen de la cocina (para las tres comidas principales hay un buffet preparado por cocineras y cada uno se sirve lo que quiera). Alguna baja en pijama al comedor y otros llegan ya preparados para ir a la clase que les toca el lunes a primera hora.

Niño votando a personas para un comité
Adulto votando
       La elaboración de horarios para las clases académicas, así como casi todo lo relacionado con asumir alguna responsabilidad, se organiza al comienzo de cada trimestre. 
   Estamos en enero, es el comienzo del second term y, aunque los horarios de las clases están ya listos, aún hay algunas funciones por cubrir y me encuentro con unas chicas que están haciendo "la ronda de la libreta" (round the book): consiste en ir preguntando a todas las personas si se quieren ofrecer voluntariamente para pertenecer al comité que se encarga de una responsabilidad concreta. Una vez que tienen anotadas a las interesadas, se vuelve a preguntar a cada persona para que vote a quiénes quiere como encargadas de dicha función. Cuando el proceso termina, se cuelga en el corcho una hoja con los nombres de las responsables.


       Hoy, el taller de madera está hasta arriba de gente de diferentes edades, algunas personas están concentradas en algún trabajo de carpintería, otras miran y otras charlan sentadas en un sofá que tiene pinta de llevar toda la vida ahí (Will, el profe, me dice que lo quiere cambiar por uno nuevo pero que le piden que no lo haga porque les encanta ése). Afuera está nevando pero dentro estamos calentitas y con buena música. Un chico lleva más de una hora concentrado en tallar su nombre en una pieza de madera que se le resiste porque no se aguanta fácilmente en el gato; otro está preparando un dispositivo para un reto que les han propuesto: transportar un huevo por un cable de varios metros, sin que se rompa y haciendo que el huevo siempre "mire" hacia dónde va. 
    William Readhead es el responsable del taller de madera y de gran parte del funcionamiento de la escuela. Es uno de los hijos de Zoë, nieto de Neill y antiguo alumno de Summerhill. Hablar un buen rato con él fue muy  agradable e inspirador. Thanks, Will!
Handwriting en el aula de Historia

       Me cuelo un rato en la clase del profesor de Historia. Es un espacio precioso, lleno de información por los techos y paredes, escrita con letra preciosa (también da clases de handwriting y caligrafía); hay un sofá, una mesa con fruta e infusiones y suena música clásica. Hoy está dando una clase individual de escritura a un chico de unos 14 años. Él ya sabe escribir perfectamente pero quiere mejorar su letra y escribir de una forma rápida y legible. El profe me cuenta que quiere ayudarle para que pueda hacer los exámenes de Secundaria escribiendo rápidamente pero de forma limpia y comprensible. El chico me dice que además, le interesa para su vida en general y por eso se apuntó a esta clase. 

       En la clase de Matemáticas hay cinco adolescentes de unos 16 años. La profe está en su tiempo de "Maths clinic" que significa que no hay clase pero ella está en el aula, disponible para resolver dudas. Cada estudiante está con su actividad personal, a veces hacen comentarios o hablan un poco de temas personales, incluso hacen bromas, pero luego vuelven a su concentración. Cada uno de estos estudiantes ha elegido asistir a diversas clases curriculares y prepararse para las pruebas de Secundaria. Están aquí, en clase, por su propia voluntad, ni siquiera tienen obligación de asistir aunque se hayan apuntado, pero saben que la clase es a esa hora, que hay un hueco reservado para ellos, y estudian aunque a veces tengan que hacer cosas que les aburra o suponga un gran esfuerzo. Ellos quieren pasar esas pruebas que pone el sistema educativo británico, no es cosa de la profe ni obligación por parte de la escuela en la que están, así que ven a su profesora de mates como una aliada, una guía que les ayuda a conseguir sus objetivos. En ningún caso representa una autoridad que les amenaza con suspensos, a la que tienen que tener contenta o engañar en el examen copiando de algún sitio, no, es un apoyo, alguien que te ayuda a crecer para conseguir tus retos. 
      Menuda diferencia a cómo lo viven los estudiantes de los institutos tradicionales, ¿no? 

        Me sigo paseando por todos los rincones de la escuela, paso por las distintas clases, miro por las ventanas, me siento un rato en un banco del jardín, como con todos a la hora de comer y tengo la suerte de acompañar a un par de grupos a la hora del "bed time" donde respiro el ambiente hogareño y de cuidado, cosas a la que dan mucha importancia también aquí.
         Cuando paso a la clase de Artística, muero de envidia al ver el tamaño, los ventanales y el material del que disponen (bueno, en verdad también me pasó al ver el taller de madera, la clase de historia, la de ciencias, la de literatura, la sala de teatro, la clase de música con estudio de grabación incluido, etc.) La profe me invita a estar con la Class 1 pero debo hacer la misma actividad que les ha propuesto a los niños y niñas de 7 años: dibujar algo que te guste muchísimo de tu país y colorear con acuarelas. Pues no sé muy bien por qué a mí me salió un dragón, mi Dragón, nuestro Dragón y disfruté mucho coloreándolo en ese espacio tan especial.
           

           Me gusta ver el parecido que nuestro Dragón tiene con Summerhill. Desde luego que para nosotr@s, esta escuela de las afueras de Londres es una inspiración y seguimos sus pasos, pero nos llevan mucha ventaja. En breve cumplirá 100 años y El Dragón tiene apenas un año y medio. 
        Como escuela, veo a Summerhill como si fuera la persona adulta, madura, responsable y autónoma que no necesita del control de los adultos porque funciona ya de una manera totalmente democrática y que se autorregula. El Dragón, sin embargo, es como un bebé en pañales que comienza a gatear y que explora y crece de forma libre, mostrando grandes cambios cada pocos meses, pero que necesita mucho control de los adultos modelando cómo se hacen las cosas y tomando decisiones que aún no puede tomar un grupo de niños y niñas que no entienden aún el sentido de Democracia. Pero veo claramente que vamos bien, vamos muy bien, y estamos preparando una tierra buena y plantando unas semillas muy buenas para crecer en libertad en un espacio seguro y que, como dijo Neill, se cría a los niños y niñas en la felicidad, cosa que veo a diario y que las familias nos confirman. Nuestros niños y niñas por la mañana entran corriendo en El Dragón, se levantan en sus casas deseosos/as de ir al cole, y algunas familias incluso se quejan, con alegría, diciendo "¡es que no me deja ni terminar de desayunar!". Efectivamente, son personas felices.
          
       Pues resultó que El Dragón de acuarela se quiso quedar en el aula de Artística de Summerhill; tal vez una parte de mí se quiso quedar para seguir disfrutando y aprendiendo, o tal vez se quedó para asegurar una unión con esta estupenda escuela y su gente. El caso es que el contacto ya está hecho, ElDragón sigue los pasos de la escuela de Neill y piensa volver con pequeños dragoncitos deseosos de conocerlo y quedarse unos días por ahí.

 Thank you very much, Summerhill!!!